A veces no todo sale como quisiéramos.

Hace dos semanas falleció mi abuelo. Yo tenía muchos planes, muchas cosas que quería hacer con él. Quería hacerle preguntas acerca de su vida, sus papas. Quería qué él conociera a mis hijas, sus únicas bisnietas.

Yo quería tener más tiempo… Pero no salió como yo quería.

Cada día tenemos dos opciones:

  • Reconocer que cada día que Dios nos da es un regalo que podemos aprovechar.
  • O decir “lo haré mañana” y quejar de lo que no tenemos y lo que no hemos podido alcanzar.

Hay cosas que no alcancé hacer con mi abuelo, y yo podría quejarme de ellas. Pero decido agradecerle a Dios por los días que tuve con mi abuelo, qué en sus últimos días pudimos hablar y bromear unas veces más. Y decido aprender de lo que pude haber hecho mejor, para no repetir los mismos errores.

Aun cuando no todo va como quisiéramos, ¡podemos intentar aprovechar el día que Dios nos ha permitido vivir!

Enséñanos a contar bien nuestros días,
    para que nuestro corazón adquiera sabiduría.

Salmo 90:12

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *