El domingo pasado celebramos el Día del padre. Quizás algunos no tenían muchas ganas de festejar a sus papás. Quizás su padre estaba ausente, quizás falleció, quizás siempre estaba enojado.

Y yo pensé en el ejemplo que -yo- estoy dejando. Mis hijas me están viendo constantemente. Ellas me siguen, intentan copiar todo lo que hago. ¿Qué estoy enseñándoles?

Es fácil recordar lo malo de nuestros padres y señalarles por sus errores… pero no hay nada de ganancia en meditar en las fallas de nuestros padres. Pero si podemos pensar en la huella que dejamos para los demás.

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