Eclesiastés – Capítulo Dos

El Exceso Es Absurdo

Una de mis cosas favoritas de bajar de peso es mi día de trampa. Los lunes son gloriosos, siento como el Maestro cuando dice “haré la prueba con los placeres y me daré la gran vida.” Doy entrada libre a cualquier chuchería que quiera morar en mi boca. Cualquier postre que quiere darse a conocer a mi paladar es bienvenido… Pero el martes no me siento tan bien. El martes me arrepiento de todo lo que comí. A veces me duele el estomago un poco, otras me siento muy lento y con un mal de puerco que dura todo el día… “¡aún esto resultó un absurdo!” (Eclesiastés 2:1)

Sigue el Predicador hablando acerca de diferentes vicios y substancias, viendo si realmente era mejor soltar el dominio propio y entregarse a todo deseo, toda pasión, sin frenar nada.

Me engrandecí en gran manera, más que todos los que me precedieron en Jerusalén; además, la sabiduría permanecía conmigo. No les negué a mis ojos ningún deseo, ni privé a mi corazón de placer alguno. Mi corazón disfrutó de todos mis afanes. ¡Solo eso saqué de tanto afanarme!

Eclesiastés 2:9-10

Al exceder en todo aspecto, sea bueno o malo, de fama o fracaso, llegamos a una conclusión… No es suficiente. Es absurdo.

No hay ninguna cantidad de vino, ninguna experiencia sexual, ningún pensamiento, ningún nivél de fama… ¡No hay nada aquí en la tierra que nos satisface!

La Sabiduría Es Absurda

 y pude observar que hay más provecho en la sabiduría que en la insensatez, así como hay más provecho en la luz que en las tinieblas.

El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras. Pero también me di cuenta de que un mismo final les espera a todos. 

Eclesiastés 2:13-14

Me dije entonces: «Si al fin voy a acabar igual que el necio, ¿de qué me sirve ser tan sabio?» Y concluí que también esto es absurdo. –Eclesiastés 2:15

Tener todas las respuestas, tener doctorados y maestrías… tampoco es suficiente. Si es nuestra única meta conseguir más conocimiento y sabiduría, nos dejará vacíos.

• La vida no es juntar riquezas, porque al final moriremos. Todas las riquezas irán a otra persona.
• La vida tampoco es juntar sabiduría. Por más que quieres tener la razón siempre, de siempre entender todo, ¡no te salvará al final! El necio y el sabio encuentran el mismo final.

²⁴ Nada hay mejor para el hombre que comer y beber, y llegar a disfrutar de sus afanes. He visto que también esto proviene de Dios, ²⁵ porque ¿quién puede comer y alegrarse, si no es por Dios?²⁶ En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!

Eclesiastés 2:24-26

Aquí llegamos a nuestra primera conclusión: hay sabiduría en disfrutar de lo que Dios nos ha dado.

El Apóstol Pablo, escribiendo a los Tesalonicenses, les reta a que “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:16-18)

Quizás no nos tocará ser tan sabios como el Rey Salomón o el autor de Eclesiastés. Y probablemente no nos tocará ser tan ricos como ellos tampoco, ni escribiremos libros que sigan siendo leídos 2500 años después.

Pero podemos vivir agradecidos con Dios por todo lo que nos ha dado. Su provisión, su amor, su presencia, y su Hijo! Al hacer eso, podremos disfrutar de la verdadera sabiduría.

Pregunta: ¿Cómo puedes practicar el agradecimiento hoy?