Romanos 15:14-33
Parte 26 de la serie de Romanos.
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El hombre propone
Proverbios 16:1
y Dios dispone.
Pablo tuvo una relación íntima con Dios. Lo vio con sus ojos en el camino de Damasco, había visto grandes milagros y obras de Dios, y había sido rescatado por Dios de la muerte muchas veces.
Y Pablo tuvo un plan. Su plan era ir a Jerusalén, dejar la ofrenda, e irse a España por medio de Roma.
Pero Dios tenía otros planes.
(Antes de continuar, siento muy fuerte resaltar esto: Dios puede usar quien sea, como sea. Y muchas veces no va a ir conforme a nuestros planes. Pensamos que haremos tal cosa, y Dios cambia los planes.)
Hechos 21:10-14
Llevábamos allí varios días cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo. 11 Este vino a vernos y, tomando el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos, y dijo:
—Así dice el Espíritu Santo: “De esta manera atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los gentiles”.
12 Al oír esto, nosotros y los de aquel lugar le rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén.
13 —¿Por qué lloran? ¡Me parten el alma! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén.
14 Como no se dejaba convencer, desistimos, exclamando: —¡Que se haga la voluntad del Señor!
Pablo aún quería ir a España, a pesar de todo lo que le estaban diciendo. Quería seguir compartiendo las buenas nuevas a la gente. Pero él reconoció que su vida ya no le pertenecía a si mismo, sino que su vida le pertenecía a Dios. Por eso él podía decir “estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén.“
Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de corazón a la enseñanza que les fue transmitida. En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia.
Romanos 6:17-18
Ya no nos pertenecemos a nosotros mismos. Nuestros planes ya no son nuestros, sino tenemos que someter todo a los planes de Dios.
Dios tuvo un plan para Pablo en medio de su encarcelamiento. Quizás no fue el plan que Pablo hubiera escogido, pero era el plan correcto.
No nos toca decirle a Dios que debería hacer o como debería tratarnos, sino nos toca someter y creer que sus planes son mejores, AÚN cuando no entendemos.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Jeremías 29:11
Pregunta: ¿Qué haces cuando Dios cambia el plan?
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