Audio: Sermón basado en este texto en vivo
07-06-2020

Mi primer pastor de jóvenes aquí en México tenía un dicho. Cuando estábamos subiendo a su Toyota, nos preguntaba “¿saben cuántos caben en el carro?” y luego luego nos contestaba “¡uno más!”

Y parecía como si fuera cierto. No importaba cuantos éramos, siempre cabía uno más dentro del carro. Creo que llegamos a tener arriba de diez personas en su carrito. Siempre fue una aventura.

Pero siendo realista, sabemos que hay un límite. Sabemos que hay un momento en que ya no cabe ningún joven, no importa cómo lo intentan. 

Yo creo que hay un límite de nuestra fe también. Un punto en donde ya no podemos creer más. Vemos vez tras vez en la Biblia hombres y mujeres de Dios dudando, fallando, dejando de creerle a Dios.

Pero hay una diferencia. Con el carro, es imposible agregarle más espacio, pero Dios siempre puede darnos más fe.

Me gustaría examinar la historia de Gedeón con ustedes por unos minutos. Cuando pienso en Gedeón, pienso en alguien estirado al punto de quebrar. 

Si no se acuerdan, la historia inicia con Gedeón ejercitando toda la fe que tiene disponible en el momento. 

El pueblo de Israel está siendo oprimido por los Madianitas. Ellos atacaban y quitaban toda la comida. Y Gedeón, con su máxima expresión de fe, está trillando trigo en un lagar.

Se supone que se trilla el trigo en un lugar grande y abierto, para quitar toda la paja, la cizaña. Pero al hacerlo así, estaba descubierto. Así que decidió mejor esconderse en el lagar, y allí intentar separar el trigo de la paja. 

Algunos le tiran a Gedeón por miedoso, otros reconocen la creatividad… yo simplemente observo que hasta aquí le llevó su fe. No pudo ver más allá que el lagar.

¡Pero Dios quiere llevar su fe mucho más allá que un lagar!

Llega el Ángel del Señor, y saluda a Gedéon: 

—¡El Señor está contigo, guerrero valiente!

Pero Gedeón no está tan seguro. Le responde: 

—Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!

Estamos viendo el límite de la fe de Gedeón. Puede creer que QUIZÁS van a tener suficiente que comer, pero de ninguna manera puede creer que el Señor está con él y su familia… 

Y Dios quiere darle más fe.

El Ángel continúa diciendo: 

—Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía.

A Gedeón le cuesta bastante creerle a Dios eso. Empieza a explicar todas las razones que no puede, que no merece, que no es digno.

  • “Es que soy demasiado jóven.”
  • “Es que nací en el tribu equivocado.”
  • “Es que los demás no me entienden.”
  • “Es que me sigo preparando.”
  • “Es que no se si lo voy a lograr.”

Dios quiere remover todos los “Es que”s de tu corazón, quiere quitar los pretextos ¡y reemplazarlos con una fe que puede creer por más!

El Señor respondió: —Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.

¿Saben algo? Gedeón empieza a creer. 

Aún no está seguro… Pero le entró la chispita de fe. Le entró la idea “quizás, si Dios está conmigo, yo puedo.”

La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Romanos 10:17

Cuando oímos lo que Dios nos habla, cuando oímos acerca de lo que Jesús ya ha hecho en la cruz, empieza a brotar fe en nuestro corazón.

Quizás no pudiste creer por sanidad, pero escuchaste que otra persona fue sana.
Ahora crees “quizás Dios si puede!”

Quizás no pudiste creer por tus finanzas, pero viste cómo Dios proveyó por otra persona.
Ahora crees “quizás Dios si puede!”

Al oír la Palabra de Dios, fe empieza a crecer en nosotros. Y empezó a brotar en Gedeón.

Después Dios le reta aún más a la fe de Gedeón, y otra vez llegamos al límite de su fe.

Le pide que derriba el altar de su padre, el que había dedicado a Baal. 

Todo Israel estaba mal, buscando cualquier dios para sentirse bien. Dios quería recordarles quien realmente era Dios. 

Envió a Gedeón a destruir el altar y en la cima de su pueblo, sobre el lugar de refugio, construyó un altar e hizo un sacrificio a Dios.

Y lo más loco de todo… ¡lo hizo! Claro, aún tuvo miedo al hacerlo. Lo hizo de noche para así no ser visto por la gente Pero hace unos versos encontramos a Gedeón escondido en un lagar, ¡y ahora lo vemos enfrentando la religión torcida de su padre y su clan!

¡Mira cómo un encuentro con Dios da fe para ir más allá y obedecerle a Dios en cosas más difíciles!

Y de aquí en adelante Dios le sigue retando a Gedeón a creerle más a Dios:

Pidió Señales

En el verso 6.36, Gedeón se siente abrumado, pide a Dios una señal, algo para poder creerle más a Dios.

Pedirle señales a Dios es divertido. 

Muchas veces no funciona; muchas veces decimos “si pasan tres carros rojos en la carretera en menos de 30 segundos, te obedeceré.” Pasan cuatro, y le dices a Dios “¡te dije tres!”

Pero cuando llegamos al limite de nuestra fe, necesitamos la ayuda de Dios para poder creerle aún más. Cuando Jesús preguntó al padre de un niño endemoniado si creía que Jesús podía sanarlo, dijo: (Marcos 9:24)

—¡Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!

Gedeon Perdió Gente… Mucha Gente

Gedeón tenía una fe lista para conquistar el mundo… O eso pensaba. Cuando hizo la llamada para atacar a los madianitas, llegaron 32 mil personas.

Me imagino que Gedeón se sintió bastante bien. Hace unos días estaba escondido, y ahora está dirigiendo un ejército a la guerra.

Pero Dios no ha terminado de estirar la fe de Gedeón.

Dios le dice que 32 mil son demasiados. Así que invitan a todos los que tienen miedo a retirarse. Se van 10 mil.

22 mil es un buen número aún… Pero Dios dice que es demasiado bueno.

Le dice a Gedeón que tomen agua, y todos los que toman de cierta manera se irán a la guerra, y los demás irán a casa… Terminan solamente 300 personas para luchar con Gedeón. De 32 mil a 300 personas… Dios está estirando la fe de Gedeón.

En el momento justo antes de la pelea, Dios le confirma a Gedeón una vez más que va por el camino correcto. En medio de su temor, Dios allí estaba con Gedeón.

Ahora, Tú y Yo

Tú y yo somos Gedeón. 

  • Fracasamos a veces.
  • No sentimos que tenemos la fe suficiente.
  • Sin Dios no somos nada.
  • Tenemos temor ante las circunstancias a veces.

Pero Él no ha terminado con nosotros. Está estirando nuestra fe cada día, con cada prueba que enfrentamos.

Nosotros podemos ver a las pruebas y a las dificultades cómo oportunidades para crecer más en nuestra fe, y cómo personas.

Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.

Romanos 5:2-4

Me encanta esta definición de Fe en Hebreos: 

La evidencia de lo que no vemos.

Cuando creemos que Dios puede, estamos creyendo la verdad.

Quizás no vemos el resultado en el momento, pero cuando le creemos a Dios, estamos creyendo la verdad.

Y eso nos dará una fe sin límites.

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